No puedo armonizar palabras, ni crear un texto. Solo llego a poner por escrito las ideas y los sentimientos que vengo encontrándome estos días. Solo a escupirlas por puro desahogo, como si de un listado de asuntos pendientes se tratara.
- La vida es dura, pero también es cruel. Más aún con quienes más años con ella acumulan. Nuestros mayores no se merecen sufrir así.
- La sociedad, como masa de entes, no deja de sorprenderme. Para bien y para mal.
- Oigo bien alto el canto de los pájaros a cualquier hora del día.
- No he fumado ni he tomado más medicación de la que debiera.
- Estoy orgullosa de mi madre, hasta niveles infinitos. Es tremendamente doloroso verla soportar un peso con el que, a veces, parece que no puede. Pero es incalculablemente reconfortante ver cómo lo remonta y se hace aún más fuerte.
- La Tierra nos ha hecho parar para poder recuperarse. No volvamos a ponerla en la misma situación o el castigo será peor.
- Hago yoga.
- Engordaré, pero no he caído en atracones ni picoteo.
- Consigo mantener mi ansiedad en niveles óptimos.
- No me acostumbro a la falta de contacto físico con mi familia.
- Me siento a gusto en casa. Me siento a gusto en MI casa.
- Agradezco los momentos de soledad.
- No me cuido, pero estoy dejando que mi piel descanse.
- No leo, no escribo, no estoy creando. No trabajo más de la cuenta ni me estoy formando.
- Pinto mandalas porque me lleva a un nivel de relajación y desconexión que no conocía.
- Me encuentro meditando sin querer.
- La radio está encendida durante prácticamente todo el día.
- Estoy tranquila.
- Lavo mucha ropa.
- No suelto el móvil. Consulto continuamente Instagram y Twitter, pero apenas hago caso a Whatsapp o al email.
- Elijo aún con más escrúpulo los medios a través de los que (creo que) me informo.
- Me alegro con cada nueva noticia de cualquiera de mis contactos.
- Estoy tranquila.
- Estoy agradecida.
- Mi mayor miedo es infectarme y no poder ver a mi hija.
- Me importa menos que nunca verme más fea que nunca.
- No bebo.
- No escucho música ni veo la televisión.
Y esta es mi vida a mitad de lo que de momento será nuestra cuarentena. Creo que ya nadie duda de que el dichoso virus dejará huella en todos nosotros, de una u otra forma. Así que animo a todas a hacer un ejercicio similar; un momento de autoreflexión muy placentero que, espero, disfrutéis.