Marcas de una vida

No les llame arrugas. No a las mías. Son las trincheras que han servido como refugio en mis mil y una batallas.

Usted verá ojeras, pero no son sino hondonadas donde rompen los mares de mis ojos. Bahías de lágrimas, de una arena oscurecida por noches sin luna.

¿Ceño fruncido? ¿Una media sonrisa? Son solo líneas que demuestran el vaivén de mis emociones. Gráficas grabadas en piel que reflejan la fluctuación de los sentimientos.

No me hable de curvas, por favor; valiente eufemismo. Son el sacrificio con el que cargo, como preparación para la siguiente emboscada. Kilos de resistencia ante los embates de la vida, que azotan cíclicamente sin poderlos detener. Mis líneas de flotación, aquellas que no dejarán que me hunda consumida y convertida en hueso.

Disculpe, no son signos de la edad. Son las marcas de una vida.

BRUJA

Atadme a la hoguera
que separa el mal del bien.
Esa tan brillante,
esa tan cruel.

Dejad que me engulla,
escuchadme crepitar.
Calor asesino
que os purificará.

Mirad la cera humana 
derritiéndose entre la leña.
Castigo de vuestra voluntad
para una bruja bella.

Mi alma consigue huir
por un resquicio de cabeza
que aun sin consumir
corona esa pira lastimera.

Mi alma vuela y vuela
hasta encontrar vuestro perfil .
Os mira y ríe:
<<Las brujas nunca morimos así>>

THE WOLF

You came to me like a wolf
In the darkest of nights.
You howled when you attacked
With your scratches and bites.

All those marks over my body,
Those wounds inside my mind.
There was no pain in that corner.
Since then, I became blind.

Did you feel a better man?
Did your masculinity raise?
Your hype of testosterone
Simply wrecked a poor girl’s life.

Someone’s got to tell you
What you did was a crime.
It may be late for me,
Not though for some other one.

I have no fear now.
I feel no guilt now.
Now I’m speaking loud:
At last, I got you out.

MIS NO-JUICIOS 2020

Como estoy un poco cansada de leer tanto propósito y como no soy persona de anotarlos ni cumplirlos, he decidido compartir mis propias determinaciones para este 2020.

Después de un par de años de revoltijo personal profundo, la culpa (no merecida) ha desaparecido casi por completo. Pero como a la culpa siempre se llega a través de los (pre)juicios, he aquí mi top 10 de determinaciones no juiciosas.

1. No esperaré más para rejuzgar todo a mi alrededor.

2. No prejuzgaré.

3. No me juzgaré por prejuzgar.

4. No me autojuzgaré antes de que me juzguen.

5. No me daré por juzgada sin señales sólidas.

6. No permitiré que juicios superfluos de terceros hagan daño a mi alma.

7. No juzgaré negativamente a alguien, solo porque no me comprenda o no comparta mi opinión.

8. No me juzgaré como peor madre que él padre.

9. No dejaré de juzgar positivamente cualquier avance o mejora en mi ser y en mi vida.

10. No juzgaré mortalmente ni me autocastigaré por incumplir alguno de los puntos anteriores.

¿Cómo pensáis autodefenderos vosotr@s? A mí, por favor, deseadme suerte…

MIS AMISTADES PELIGROSAS

No sé cómo de sencillo o placentero me resulta escribir sobre la amistad. Para mí, nunca ha sido fácil. Explico por qué.

Creo que la sociedad, en general, y las mujeres, en particular, hemos sido educadas en una falsa idea de amistad ideal. Al igual que el amor romántico, este tipo de relaciones se nos han insertado en el cerebro desde la más tierna infancia. Todos debemos tener amigos, a nadie le gusta estar solo. Son casi como familia y, si eres mujer, deberás tener una mejor amiga para toda la vida. Lo seréis para siempre; te casas con ella por siempre jamás.

Casualmente, vivo en Euskadi, por lo que, además de todo lo anterior, he de lidiar con el concepto cuadrilla: grupo de amigos o amigas -nunca mixtos- que se reúnen para potear (ir de cañas), comer o salir de fiesta.

Honestamente, nunca he tenido una. Nunca he querido tenerla. Así que reconozco que hablo desde la absoluta falta de experiencia directa. Pero lo que veo desde fuera son grupos homogéneos que hacen lo mismo, los mismos días, a las mismas horas y con la misma gente, en un régimen semanal. Se crean, generalmente, en el colegio o instituto y, una vez definida, nadie entra ni sale.

Se mueven poco, beben y comen mucho y, en muchas ocasiones, ni se conocen ni se comunican en profundidad. Fuera de su cuadrilla, todos tienen otros amigos para confidencias o planes alternativos.

[Es mi visión, lo sé. Pero la he de plasmar porque es como la siento y lo que explica gran parte del pensamiento sobre la amistad que me gustaría exponer aquí.]

Me gustaría centrarme, sin embargo, en mi situación como mujer (vasca). A día de hoy, no tengo cuadrilla ni grupo de amigos definido. Tampoco creo que tenga una mejor amiga. La sociedad me dice que me sienta culpable. Debería tener un alma gemela no romántica con quien desahogarme y que acuda a mí siempre que lo necesite. Con quien cotillear, emborracharte, ir de compras, confesar tus idas de olla, consolarte… y el largo etcétera que todas conocemos. Todo eso. Con una sola persona. Yo no lo hago. O creía que lo hacía pero no. O no lo he hecho al 50-50. O en algún momento, consciente o inconscientemente dejé de hacerlo. Sea como sea, ni siento ni creo tener una mejor amiga. Y me siento bien con ello, pero parece que el resto del mundo no.

Ahora, además, estoy divorciada. Así que: ¿en qué mundo vivo? ¿No me siento sola? ¿Qué se supone que hago con mi tiempo libre?

La mayor parte de las veces, no sé lo que hago. O no quiero hacer nada. O pienso que quiero, pero al final no me atrevo o no tengo suficientes ganas. Lo que sí sé es lo que no quiero: tener que relacionarme siempre con las mismas personas y de la misma manera. Podría escribir cientos de páginas sobre esto (que, a petición popular, haría encantada), pero me parece tan simple como que las personas somos seres vivos, cambiantes; con sentimientos que van mutando y evolucionando, poco a poco o abruptamente. Quien antes compartía todos tus gustos y opiniones se ha llegado a convertir en enemigo, o tal vez lo seas tú para él. Quien un día te hacía reír a carcajadas ha terminado por darte un poco de vergüenza ajena en ciertas situaciones. Quizás ya no te sientes tan cómoda acudiendo siempre a esa persona que tenía buenos consejos para ti, la que mejor te conocía e iba marcando tu camino cuando surgían dudas. O quizás tú ya no puedas o quieras serlo para ese mismo alguien. Puede que quien un día te adoró ahora te odie, sin que sepas por qué.

¿Qué hacemos con semejante batiburrillo emocional? ¿Que hacemos cuando, además, no tenemos control sobre ello? ¿Cómo gestionamos esos sentimientos? Porque, por supuesto, todo lo anterior produce angustia, desánimo, cansancio, etc.

Personalmente, doy las gracias cada día por no haber sucumbido a este convencionalismo. Y me encantaría que no se tomara como pedantería, porque aseguro que he sufrido y sufro mucho por haberme fijado este propósito. Y no, no me creo ninguna loca. ¿De verdad no resulta mucho más interesante conocer gente nueva que vaya aportando más y más cosas a nuestra vida? ¿No aburre hacer siempre lo mismo? ¿Se está siempre en el mismo estado o igual de cómodo con las mismas personas?

A mí, según el día, me apetece hablar con X persona(s); otros días, con Y; muchos días, con nadie. De la misma manera, no siempre tengo humor para escuchar ciertas conversaciones. Sé que esto puede sonar muy egoísta, pero es que estoy convencida de que habrá alguien que pueda prestar más atención y ayudar mejor que yo. Hay momentos vitales duros, en los que te acercas o alejas de ciertas personas, simplemente porque el destino lo marca así. También tenemos discusiones que pueden llegar tan lejos como para forzar una separación, temporal o definitiva. Podemos aburrirnos, hartarnos o cambiar. Todos cambiamos; constantemente.

En el último año y medio, mi vida ha dado un vuelco. He apartado y atraído a diferentes personas. He hecho pruebas para constatar quién podía ayudarme más y a quiénes les estaba haciendo más daño. El resultado es que me encuentro mucho más cómoda con mis relaciones, como he dicho antes. Pero también soy consciente del daño y la incomprensión que he podido provocar. Desde aquí pido, humildemente, disculpas, por haber limitado a personas o haber roto mi relación con ellas, sin haber recibido la explicación o el resultado que quisieran.

Por suerte, creo que nada es irreversible y que todos terminamos por encontrarnos de nuevo en algún punto del camino. He descubierto nuevas almas libres, que han alegrado momentos más difíciles de lo que aparentaban. He tenido reencuentros y rechazos. Y todo eso me hace sentir viva, me ayuda ver que la vida fluye y que las personas fluimos con ella.

Me gustaría que contasen conmigo como a mí me gustaría poder contar con todos a quienes llamo amigos: siempre que se necesite, pero no siempre por necesidad.

Ojalá algún día se acepte y se entienda. O, mejor dicho, ojalá algún día todo el mundo actúe como yo -que, en el fondo, es lo que a todos nos gustaría.

A mi hermana, a Íñigo, a Marta, a Eneko, a Inés, a Andrea, a Sara… (y todos los que me dejo por el camino, más o menos cercanos, pero amigos al fin y al cabo). A todas quiero por igual. A todas he acudido, acudo y acudiré; y todas podrán encontrarme siempre que lo deseen.

Nuestro tiempo es limitado y, por ende, valiosísimo. Disfrutémoslo con quien queramos, cuando podamos. O disfrutémoslo solos. O no lo disfrutemos. Pero, por favor, ¡viva el amor libre, también en la amistado! No más imposiciones ni amorosas ni amistosas; todas ellas son peligrosas.

UN AÑO SIN RUSSIAN RED

Se me empezaron a ir las horas; pensaba, recordaba, me angustiaba… Visualizaba una y otra vez esos momentos tan oscuros, sin que nadie entendiera qué pasaba. Se me iban las horas reuniendo el valor para hablar, para expresarme y poder sacar todos los demonios. Porque compartidos, suponía, serían más llevaderos.

Comenzaron a escapárseme los días; encerrada en casa, con los ojos clavados en el móvil, alejándome de todo y de todos.

Siguieron las semanas, plagadas de discusiones, bajones, agobios. Intentando desaparecer de un mundo que me superaba.

Y llegaron los meses; la separación, la depresión. Toqué fondo, como dicen, y me quedé allí, sumergida en aguas revueltas y agitadas. Sin poder ver lo que había alrededor, arriba. Cada vez con menos aire, agotada de intentar subir a una superficie en la que no creía. 

Acaba de hacer un año desde que el mundo se detuvo para mí. Horas, días, semanas y meses; un año que ya no podré recuperar.  Dicen que el tiempo lo cura todo, pero a mí su trascurso solo me ha hecho más y más daño. 

Porque, hasta que no me echen por esa puerta, no podré ser libre, no podré llamar a otra. Hasta que no cruce ese umbral, con más o menos dolor, el tiempo seguirá perdiéndose. Y necesito ese tiempo. 

Asumida la pérdida y llorado el luto, se necesita tiempo para hacer todos los toc-toc necesarios hasta dar con otra puerta que se abra. 

Entonces el tiempo también pasará, pero esta vez en forma de esperanza, de oportunidad. Esas cosas que suelen convertirse en sonrisas y buenos recuerdos; en ropa más atrevida y pintalabios rojo. 

Mi favorito siempre había sido el Russian Red pero, visto el resultado, vamos a probar con otro tono. Un rojo nuevo, que acompañe a cada nueva sonrisa, que se asemeje más al de un corazón sanado, que deje una huella profunda. Un rojo nuevo que dé besos de los que quitan la respiración y pidan amor a gritos. Un rojo nuevo, que haga sombra al rojo de los demonios y con el que gritar durante horas, días, semanas y meses. 

Un rojo nuevo para un tiempo nuevo.

Narcissism vs Narcissistic Personality Disorder | Dr. Eric Perry, PhD

Written by Dr. Perry, PhD Image Credit: Pixabay I often see narcissism confused with a narcissistic personality disorder (NPD). The terms are often used interchangeably in everyday conversations, the media and in books. It appears that the term “narcissist” has become the latest catchword to describe a multitude of behaviors including being obnoxious. I am…
— Leer en makeitultrapsychology.wordpress.com/2019/05/21/narcissism-vs-narcissistic-personality-disorder/

Another must one!