THE WOLF

You came to me like a wolf
In the darkest of nights.
You howled when you attacked
With your scratches and bites.

All those marks over my body,
Those wounds inside my mind.
There was no pain in that corner.
Since then, I became blind.

Did you feel a better man?
Did your masculinity raise?
Your hype of testosterone
Simply wrecked a poor girl’s life.

Someone’s got to tell you
What you did was a crime.
It may be late for me,
Not though for some other one.

I have no fear now.
I feel no guilt now.
Now I’m speaking loud:
At last, I got you out.

PASSIVE AFFECTION

Well, it ain’t a fairy tale

It’s not a pirate’s slave

It ain’t a princess asleep

She’s just a woman on my bed.


Love is over, love is gone

No cuddling nor presents

Just passive affection at home.

Well, it’s not like when we met

with all those bugs inside ourselves

It ain’t nothing like before

We’re now supposed to be mature.


Love is over, love is gone

No pampering bullshit

Just occasional throws.


So why’s it wrong to say goodbye

when all we have is debts and cries.


Baby, this is the last time.

I change this bed for a better try.

BEAUTY BED

Boiling water
after boiling sheets,
after panting sounds
filled their ears.

The scrubs on that coach,
their best exfoliator.
The steam of their bodies,
a perfect moisturizer.

Hairs fly over the room
as they ain’t no feather pillows.
Sweat is their new cologne,
true passion billows.

They got new looks
with each love rhythm. 
No need of beauty salons
with their both’s bed addition. 

Natural odours and liquids
not only in the kitchen.
That’s what’s called a home
by those two bitches.

KNOWLEDGE & HOPES

I know for sure
it’s over now.
I know for sure
everything is gone.

I know for sure
you were just too perfect.
I know for sure
it could not be true.

What I didn’t know
was that it would cause such sting
to make me wanna leave
for a painless place.

I expected all this
but didn’t want to see it coming.
I expected all this
but didn’t want to assume it.

I expected all this
but hoped you would see my true love.
I expected all this
but no my sadness get you too.

What i didn’t know
was that it would cause such a sting
to make me wanna leave
for a painless place.

I hope you find your way.
I hope you find your someone.
I hope you find your best.

I’m sure you’ll do...

BACK

Fly me to the moon

That was shining over our sea,

Where a mix of feelings and cultures

Dances with our vines.

Take me back to the mountains

That taught us what wildlife is,

Where the mist and heat

Could not sink our floating beast.

Fly me to the terrace

That reminded us paradise exists,

Where all pictures looked precious

And I could see your happiest face.

Take me back to the sunrises

That performed my loves in ink,

Where the light appeared at early hours

And gifted us our innest link.

LA PLAYA

No sé si será por este calor o por las ganas que tengo de escapar de aquí pero, según se me han cerrado los ojos, he podido soñar con ese mar.

Sobre las cinco de la tarde, el sol empieza a bajar y ya no baña toda la pequeña playa de piedra, a unos cuantos escalones bajo nuestra casa. Yo ya estoy en bikini y preparada para meterme en el agua. Tú te haces el remolón y, aunque también sin camiseta, optas por buscar los mejores ángulos para capturar tanta belleza y encontrar algún rincón especial.

Entro en el agua, mi medio… Es perfecta: cristalina, templada y llena de vida. Nado y nado, y me zambullo de vez en cuando. Pero es difícil ver nada sin unas míseras gafas. Cuado salgo del agua, haciendo equilibrios entre las piedras y con una cara de frustración evidente, me cruzo con unos ojos que se dirigen directamente a mí, acompañados de un dulce saludo en inglés.

Qué sonrisa… Es una chica jóven, con unas gafas de buceo en la mano. Creo que me las está ofreciendo, pero no puedo entenderla bien porque aún tengo agua en los oídos. Cuando consigo recomponerme un poco, le pido disculpas y me presento. Tras cuatro preguntas de cortesía y de situación mutua, me ofrece las gafas y me dice que disfrute. No puedo estarle más agradecida. Le señalo dónde estás y le doy las gracias mil veces. En menos de veinte minutos estaré fuera para devolverle las lentes; prometido.

Como la sirena que nunca seré, disfruto de un impresionante submundo que dejaría sin palabras a cualquiera. Vuelvo a salir del agua con las manos arrugadas y busco a mi chica. La veo a lo lejos, donde la playa empieza a convertirse en mera costa, hablando animadamente contigo. Según llego, siento algo muy especial. Como si os conocieseis, nos conociéramos, de toda la vida. Le entrego las gafas y le doy las gracias una vez más. Le digo lo increíble que ha sido y que no voy a olvidar ese favor jamás. Ella se ruboriza y contesta que no es para tanto y que se alegra muchísimo.

Le hablamos algo más de nosotros, de dónde estamos alojados y de cómo hemos terminado allí. Ella nos resume su historia también: viaja sola, aunque no es su primera vez allí. Su abuelo nació en esa zona y, cada 4 o 5 años, va a <<conectar con sus raíces y disfrutar de ese exotismo>>. Mientras habla, yo solo puedo pensar en lo exótica que es ella; incapaz de adivinar sus orígenes, sólo logro confirmar que es estadounidense por su marcado acento del medio oeste.

Pensábamos pasar una velada romántica más en ese paraíso, pero es tan encantadora que decidimos proponerle una cena juntos, en cualquier sitio interesante que ella seguro que conoce. Acepta al momento y con agrado; intercambiamos móviles y nos despedimos con un sutil mariposeo en los tres estómagos.

Desde la ducha, te pregunto qué te ha parecido. Tú contestas positiva pero escuetamente, mientras que yo suelto una parrafada sobre lo increíblemente guapa, interesante y simpática que es, sobre las ganas que tengo de compartir esa cena con ella y averiguar más sobre su vida. 

Una vez listos, bajamos una infinidad de escaleras hasta llegar al recogido casco viejo, bullicioso y lleno de vida a esas horas. Y allí está ella esperando. Preciosa, con un sencillo vestido de verano y unas sandalias planas. Yo me miro de arriba abajo y me siento algo avergonzada. Tú lo notas enseguida, como siempre. Me agarras la mano con fuerza y me susurras lo bella que soy. Con esa inyección de seguridad, nos acercamos y nos saludamos. Ella nos señala un pequeño restaurante a pocos metros y nos dirigimos hacia allí. 

Dejamos que ella pida por nosotros, está claro que conoce el lugar. Todo lo que probamos es delicioso, más aún acompañado de ese vino que nos lleva embriagando desde que lo descubrimos. Por fin nos cuenta su historia: es de Wisconsin, tiene 33 años y aún está decidiendo qué hacer con su vida. No obstante, sabe que vive sin problemas, independizada en una buena casa, rodeada de una familia y amistades leales y con un puesto de trabajo por el que muchos mataríamos. 

Con los platos principales ya prácticamente deborados sobre la mesa, le hablamos de nosotros. Ella se interesa especialmente por mí; asegura que puede ver algo en mi mirada que denota culpa o tristeza. 

Una vez más, me agarras la mano con fuerza por debajo de la mesa y me miras fijamente, dándome el empujón que necesito para soltarle toda mi oscuridad a aquella desconocida. Tras hablarle de mi viaje personal, se le cae alguna lágrima, se levanta y se acerca a mi sitio. Para mi sorpresa, reposa su cabeza sobre mis rodillas y rompe a llorar. Intento consolarla acariciándole un pelo precioso; natural pero cuidado, que huele a mar y a coco. 

Unos incómodos minutos después, no más de tres o cuatro, se levanta secándose las lágrimas y nos pide disculpas. Sale un momento a fumar y decido seguirla, rogándote una condescendencia ya preconcedida con la mirada.  

Le pido un cigarrillo, aunque hace meses que no fumo. Pero este es uno de esos pitillos que aspiras por solidaridad, de esos que sirven para acercarte al otro pecador y también para reconectarte contigo misma. De repente, y casi sin haber cruzado palabra tras más de 10 caladas, me dice que a ella también la violaron. Que tardó mucho en superarlo, que no sabe si aún lo ha hecho. Y que, desde entonces, empezó a tener relaciones con mujeres que le han causado muchos quebraderos de cabeza a lo largo de estos años. Me ve la cara de sorpresa y enseguida me calma asegurándome que ahora está bien; escuchar mi historia le ha removido, pero ella ya ha aceptado su bisexualidad y conseguido perdonarse. A él, dice orgullosa, nunca.

Le doy el abrazo más sincero y espontáneo que he dado nunca, y volvemos a entrar hablando de la paciencia que has de tener con alguien como yo.

Como si estuviese leyéndome la mente, se disculpa para ir al baño y darme el tiempo justo para contarte por encima lo ocurrido hace fuera. Tú, alucinado y triste al mismo tiempo, te llevas las manos a la cabeza y vuelves a agarrarme fuerte, preguntando si estoy bien o si prefiero irme a casa. Te dejo más tranquilo con una mirada penetrante y una respuesta sincera. 

Ella vuelve, terminamos los postres y le invitamos a subir hasta nuestra casa. Es un chalecito precioso, de piedra, en lo alto de la ciudad, con un pequeño jardín que desprende frescura una vez baja el sol y que tiene las mejores vistas de la bahía. 

Cuando llegamos a la verja, empiezo a preguntarme por qué la hemos llevado hasta allí. No tenemos nada para ofrecerle y la conversación parecía haber tocado techo con los últimos bocados. Supongo que, entre la comodidad y la cortesía, era la salida más fácil, pero ahora empiezo a estar nerviosa. 

Tras entrar, ella enseguida se dirige a una de las hamacas del jardincito. Nos felicita por nuestra buena elección mientras abre su bolso. Para nuestra sorpresa, había pedido al dueño del restaurante una botella extra de vino para compartirla con nosotros, al ofrecerle alargar la velada. Voy a la cocina a por unas copas, mientras tú le agradeces el gesto, todavía algo extrañado y suspicaz. 

Al volver, ella las llena con soltura y me ofrece otro de sus cigarrillos. Lo acepto mirándote de reojo; ella se ofrece a encendérmelo a una distancia que, sin las copas de vino previas, me habría incomodado. Doy la primera calada, con fuerza, para asegurarme de que está bien prendido. En cuanto termino de exhalar todo el humo, noto sus dedos en mi mejilla. Dos segundos después, me da un beso tierno y un abrazo.

Te mira, a modo de permiso, pero sin esperar una respuesta. Yo estoy abrumada, achispada y algo ida, así que me dejo hacer. Al abrazo le siguen más caricias y más besos, mientras terminamos de fumar. Los besos, como el ambiente, son cada vez más intensos y húmedos.

IS IT NOT MY NATIVE LANGUAGE?

Today I’m feeling very frustrated. I know I am not that talented, I started to write again and create this blog as a way to my psychological healing. Thus, I am not trying to be published or get benefits from it. However, and like every human being, I would love to know that there is something I am good at.

But I just realized none of my posts in Spanish has been liked, commented or even read! What’s wrong with it? We all now have access to all connectivity data, so I am quite aware most of “my viewers” are from Spain.

Don’t read me wrong; I LIVE the power of English language. Is my main work tool and I truly enjoy expressing myself like this. But still… what’s wrong with it? Do I write worse in my own mother tongue? Are topics not that interesting? Is it something cultural?

I hate having so many questions without any answer (at all)! So I guess I will have to stick to English posts, although they are not that good, or even knowing I am not sharing my innest words and thoughts.

In any case, every opinion or experience about this is, of course, more than welcome. I hope my fellow Spanish-speaker readers/writers are more successful. ¡Buena suerte, amig@s!