Carta al buen samaritano que arruinó mi verano

O puede que toda mi vida…

Estimado/a lector/a anónimo/a:

Le escribo unas breves líneas para informarle de que me encuentro bien. Al parecer, estaba muy preocupado/a por mi estado de salud. Tanto que decidió informar directamente a la inspección sanitaria oficial para que averiguasen qué me ocurría y ayudarme lo mejor y más rápidamente posible.

Es una lástima que no me hubiese preguntado antes. A mí, a mis compañeros/as o a mis superiores. Se habría ahorrado unas cuantas llamadas y trámites burocráticos, tan incómodos para todo el mundo.

Es, igualmente, una lástima no saber sus verdaderas intenciones ni su identidad, puesto que no puedo explicarle personalmente las gravísimas repercusiones que su preocupación ha originado. Y, por supuesto, tanquilizarle o preocuparle aún más, en función de su criterio.

Espero que se haya quedado más tranquilo/a, en cuerpo y conciencia. Pero, para futuras ocasiones, le agradecería enormemente que confiase y acudiese, en primer lugar, a mí misma o a mis allegados/as. Especialmente en este tipo de atenciones.

Muchas gracias por su interés. Saludos cordiales.


He dudado tanto al escribir esto… Sobre si publicarlo o no. Supongo que hoy es uno de esos días en los que termina por darte igual y dejas que tus sentimientos guíen tus manos.

Leave a comment